La gran subida de los precios de la energía en los últimos meses ha traído, como consecuencia, una mayor preocupación por el ahorro. Todos revisamos ahora con lupa nuestros hábitos para ver cómo podemos reducir el gasto en desplazamientos, uso de electrodomésticos, iluminación y otros equipos del hogar, como el aire acondicionado.
El aire acondicionado se convierte en una necesidad, más aún en determinadas zonas geográficas en días de extremo calor, para mantener las condiciones de confort. Por ello, se busca contar con una instalación que responda a esas necesidades de climatización y que, a la vez, no suponga un quebradero de cabeza a la hora de la factura. Calcular el gasto energético puede ser un buen punto de partida para evitar sorpresas.
El cálculo del gasto de un equipo de aire acondicionado va a depender de varios factores, como las condiciones climáticas de la zona, la potencia y eficiencia del equipo, su ubicación y, sobre todo, el uso que se haga del aire acondicionado en cuanto a horarios y tiempo de funcionamiento. Multiplicando los kilowatios/hora de consumo por el precio al que haya que pagarlos en cada momento obtendremos la cifra final.
La eficiencia del equipo, determinante para el ahorro
De todos estos factores, hay uno que es determinante a la hora de conseguir el ahorro, y es la eficiencia energética del equipo. Cuanto mayor sea el rendimiento -resultados por esfuerzo o trabajo realizado por la máquina- mejor será esa eficiencia.
En aire acondicionado, el ratio de eficiencia estacional de una máquina se representa por el SEER. Cuanto más alta sea la cifra de este ratio, más rendimiento ofrece con el mismo consumo eléctrico y, por tanto, más eficiente es el equipo. Si la instalación, además de frío puede trabajar también para producir calor, el coeficiente de eficiencia estacional se denomina en este caso como SCOP.
En los equipos domésticos existe una clasificación de eficiencia energética visible en todas las etiquetas y acciones comerciales, que permite ya, en el momento de la compra, identificar los que sabemos que van a contribuir positivamente al ahorro. Equipos tecnológicamente muy avanzados con la clasificación energética más alta, A+++, para lograr un mayor ahorro, como los de la gama de aire acondicionado doméstico MSZ-LN Kirigamine Style de Mitsubishi Electric.
La Serie MSZ-LN Kirigamine Style reúne toda tecnología de Mitsubishi Electric para ofrecer las más altas prestaciones y confort con el mínimo consumo.
Capaz de ofrecer las más altas calificaciones energéticas junto con su filtro Plasma Quad elimina el polen, virus, bacterias, hongos, polvo e incluso partículas inferiores a 2,5μ, lo que se traduce en la climatización de un espacio con el mínimo consumo garantizando una mejor calidad del aire interior.
Dimensionado y mantenimiento
Si ya tenemos claro que la eficiencia es un factor clave para el ahorro a largo plazo –aunque la inversión inicial en un equipo más avanzado sea algo mayor-, el paso siguiente es el dimensionado correcto de la instalación que queremos realizar, para ajustar la potencia del equipo a las necesidades reales de climatización.
Para el cálculo de cargas térmicas se tienen en cuenta los datos climatológicos medios de la zona geográfica en la que se ubica, así como la superficie, volumen, orientación, aislamientos, etc, de la estancia o local que se va a climatizar.
De igual forma, mantener la instalación en buen estado, con un mantenimiento periódico, ayudará a que su funcionamiento esté en los niveles más óptimos.
Otros factores para reducir el consumo
Dado que reducir la importancia del factor de condiciones climáticas de una zona geográfica no está a nuestro alcance, sí debemos tener en cuenta otras consideraciones para minimizar el impacto en esos climas especialmente rigurosos. Así, ubicar el equipo en un lugar adecuado, con la menor exposición al sol posible, y asegurar el aislamiento término de la estancia (para evitar pérdidas de frío o calor, según la estación), contribuirán desde el punto de vista de las medidas pasivas a reducir el consumo.
En cuanto a medidas activas, la regulación de la temperatura de servicio, y programar adecuadamente las horas de funcionamiento para aprovechar las inercias térmicas, son recomendaciones básicas. Se trata de encontrar los hábitos de funcionamiento que menos esfuerzo le exijan a la máquina, así como de aprovechar el trabajo que ya haya realizado.
Para entenderlo con ejemplos extremos, una estancia expuesta al sol durante varias horas alcanzará una temperatura que va a exigir la máxima potencia al equipo de aire acondicionado para reducir la temperatura interior, y no digamos si, por una ventana o puerta abierta, se escapa el aire ya enfriado. Sin embargo, si esa estancia se ha protegido frente a la luz y se ha ventilado aprovechando las primeras horas del día, el trabajo del aire acondicionado será menor.
¿Cómo calcular el consumo?
El cálculo del consumo y, por tanto, del gasto en un determinado periodo de tiempo (diario, mensual, anual) de la instalación de aire acondicionado dependerá, como hemos indicado anteriormente, de la potencia de la máquina, las horas de utilización y del precio del kw/h establecido.
En primer lugar, en la ficha técnica del aparato encontramos la cifra de la potencia eléctrica que necesita para enfriar la estancia o estancias a las que presta servicio en kilowatios/hora. A mayor eficiencia de la máquina, la potencia requerida para alcanzar la temperatura fijada será menor.
A modo de ejemplo, si tenemos una máquina con un consumo nominal de 1 kilowatio/hora, que funcione durante 4 horas al día, y el precio medio del kW/h es de 0,25 euros, tendremos un gasto diario de 1 euro. El gasto mensual se podría obtener multiplicando por 30 el euro, y el anual, por los días del año en que se requerirá el funcionamiento del aire acondicionado (entre 90 y 120 días, o tres o cuatro meses).
Mitsubishi Electric, en pro de la eficiencia energética y sostenibilidad, pone a tu disposición la calculadora de consumo de aire acondicionado donde podrás conocer el consumo anual estimado de tu equipo de aire acondicionado y compararlo.
